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miércoles, 23 de febrero de 2011

El bolígrafo de gel verde, Eloy Moreno.


El argumento: ¿Y tú que harías si llevaras una vida tan cuadriculada, tan ocupada, tan estresada, que no tuvieras tiempo ni para darte cuenta de que ya no eres feliz? ¿Qué harías si un día algo te devolviera la cordura y fueras consciente de que vives como un autómata? No sólo hace falta valor para defenderse en la vida de las agresiones, de los insultos o de los malos tragos, también hace falta tener valor para darse cuenta de que nos estamos alejando de nuestros sueños, y mucho más valor hace falta para tener el coraje de enfrentarse a todo por cumplir aquello que durante mucho tiempo fuimos arrinconando por, precisamente, falta de tiempo. Esta es la historia de un hombre que un día abrió los ojos y fue consciente de la jaula sin barrotes que le mantenía atrapado. Y decidió salir de ella.
Mi opinión: Lo primero que siente uno al leer la historia de este hombre, es claustrofobia; se vuelve uno consciente de lo ocupados que estamos y lo cuadriculadas que son nuestras vidas, del poco tiempo que tenemos para hacer lo que realmente nos gusta y de que trabajamos mucho para tener las comodidades que nos gustan, y que luego no podemos disfrutar porque tenemos que trabajar y no nos queda tiempo. En mi caso, la identificación con el personaje ha sido un grado menor, pero comprendo que mucha gente, muchos lectores de esta novela hayan sentido caer la venda de sus ojos al identificarse profundamente con el protagonista. Tengo la suerte de vivir lejos de núcleos urbanos, casi en el exilio, como me gusta decir y aunque hay gente que no lo entiende, soy yo quién no les entiendo a ellos con sus vidas ocupadas permanentemente, rodeados de ruidos y compromisos absurdos que consumen sus vidas y su tiempo. Recomendaría leer esta novela a mucha gente, sobre todo a los que habitan -que no viven- en grandes ciudades, rodeados de gente, en espacios reducidos y que aún así creen que están disfrutando de su vida.
Esta novela nos enseña también que las cosas no son siempre lo que parecen; el hombre protagonista, durante el proceso que le lleva a abrir los ojos interactúa con varios otros personajes, y luego, casi al final de la historia, se nos muestra que siempre hay otra versión, que no todo es como la primera impresión que nos da, y que a veces juzgamos a la gente muy a la ligera. Y que hay cosas que hacemos que no tienen remedio.
También es una historia de amor, la del protagonista y su esposa, Rebe y el hijo de ambos, Carlitos; es curioso como no hace falta siquiera discutir a grito pelado para echar a perder una relación. Para darse cuenta de que algo se ha roto, basta con que se rompa la conexión, con que no se tenga tiempo para echar unas risas juntos, para contarse una anécdota divertida del día a día y lo más duro e importante, con convertirse en dos extraños en la cama por falta de tiempo para perderlo despierto a final del día. Es triste, quizá la parte más triste de la novela, pero es cierto que era necesario para él darse cuenta de todo lo que se tiene que dar cuenta a lo largo de la historia para cambiar su vida. ¿Estará ella a su nivel, permanecerá a su lado? Si cuento el final de la novela ya no tendría gracia, así que mejor os dejo que la leáis, si queréis.
Otro motivo para la tristeza es pensar que esto está pasando a miles, sino millones de personas a diario y que no lo ven, no consiguen ser conscientes de que viven enjaulados, o hacen ver que como no hay barrotes que les enjaulen podrán escapar cuando quieran, sin atreverse jamás a dar el paso. El detonador que hace explotar al protagonista es un bolígrafo de color verde y tinta de gel, ¿cuál sería el tuyo?
Sobre el autor, hay que decir que aún no tiene su propia bio en la Wikipedia, que es lo que normalmente suelo enlazar en las entradas para tener más información sobre ellos, pero Eloy Moreno tiene su propia página web, aquí y en ella podemos encontrarle, contando con sus propias palabras, el proceso que le llevó a escribir esta novela. Además, últimamente está teniendo gran proyección en el medio literario, en el que se ha convertido en la viva imagen del casi imposible sueño del escritor desconocido: que una gran editorial confíe en él. Así fue como pasó de ir vendiéndose a sí mismo y cargado con sus libros durante sus ratos libres a poder dedicarse a la promoción, porque del reparto y la distribución ya se encargan otros.
El caso de Eloy es el de un hombre que ha sabido valerse también de las nuevas tecnologías y que, a través de las redes sociales, ha conseguido hacerse con un nutrido grupo de fans, entre los que me cuento, y que le han -hemos- promocionado la obra gracias al viejo truco del boca a boca.
Desconozco si en este momento Eloy está inmerso en la escritura de alguna otra novela, desde aquí me atrevería a recomendarle que no se adentrase en las arenas de intentar escribir una segunda parte para El bolígrafo de gel verde; que intentara escribir otras cosas, con su mismo estilo, tan cercano e inspirador, pero otras historias. Soy de la opinión de que las segundas partes -salvo excepciones- nunca son buenas, y que si una historia es redonda, es tontería ponerse a buscarle las esquinas.
El blog de Eloy Moreno, aquí.

Como nota final, debo decir que me gustaba mucho más la primera portada.

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